Perdonad que ayer no pusiera ningún post, pero es
que llegué tarde de cenar con dos amigos en Madrid. Sea dicho de paso, un
exquisito restaurante. Hoy por la mañana, he dedicado mucho tiempo a pulir la
pronunciación de ciertas palabras inglesas. Llevo toda una vida diciéndolas
mal, pero aun conservo una cierta esperanza de enderezarme.
Y realmente no es fácil pronunciar bien can y
can´t, sheep y ship. Eso sin contar con palabras
torturadoras como literature o
vegetable. O worm, warm y warmth que tangos quebraderos de cabeza
de han dado. En fin, gracias a youtube y algunas páginas creo que a estas
alturas de mi vida he aprendido, por fin, a pronunciar to warn.
La razón de esta afán pronunciatorio se debe a que
hace dos días he recibido una invitación a dar una conferencia en una
prestigiosa institución universitaria. Y no quiero llegar allí hablando como Paco
Martínez Soria en La ciudad no es para mí.
Las fotos son de los martillos rituales usados por los Papas para
abrir las puertas de los años santos. En algunas diócesis, estos martillos también se usan por los obispos para llamar a la puerta de la catedral cuando toman posesión de su sede.